sábado, 9 de enero de 2010

Los movimientos sociales en 2010


En México se percibe una situación difícil para los movimientos sociales, pero 2010 puede representar la condensación de experiencias previas, movilizaciones de décadas de resistencias, o también puede ser un año adverso para las organizaciones y sus dirigentes si no logran coordinar sus esfuerzos y orientar el descontento popular, consideró el periodista Ricardo Martínez Martínez, coordinador de la obra Los movimientos sociales del siglo XXI: diálogos sobre el poder.

En entrevista con La Jornada, el compilador explicó que este descalabro se puede apreciar porque desde el poder se agudiza la política del miedo, situación que afecta culturalmente al país y se expresa en una derechización de la sociedad, que prefiere la comercialización y la discriminación racial.

Martínez afirmó que este escenario negativo para el futuro del país en medio de una crisis global es el gran desafío que tiene el movimiento del Sindicato Mexicano de Electricistas.

El volumen, editado por la Fundación El perro y la rana, que forma parte del Ministerio del Poder Popular para la cultura del gobierno bolivariano de Venezuela, obtuvo el Premio Municipal al Pensamiento Político Gustavo Machado en 2009 y se presentará el 13 de enero a las 18 horas en el Club de Periodistas (Filomeno Mata 8, Centro Histórico).

Ricardo Martínez destacó que hablar de igualdad en la diversidad es el principio básico de los pueblos latinoamericanos: buscamos una mejoría compartida, donde no existan niveles de pobreza extrema ni marginación, que está empujada incluso a la inanición, a la muerte. Sin embargo, es posible articular un proyecto regional que permita lograr una mejor vida de acuerdo con nuestras especificidades y diferencias.

Sostuvo que la sociedad capitalista venera el poder y de alguna manera desestructura el poder social que emana de la movilización. La sociedad y lo que han hecho esas estructuras piramidales construidas en décadas, incluso siglos, es dilapidar este ejercicio emanado desde la base social. Se ha fetichizado el poder al ejercerlo, la mayor de las veces, contra la propia sociedad.

De acuerdo con Martínez, en el terreno de los movimientos sociales latinoamericanos y sus formas de lucha se van creando texturas organizativas e imaginarios de alternativas posibles ante el modelo de libre mercado, que van desde la construcción de autonomías e independencia, pasando por insurgencias sindicales y populares, hasta la participación activa dentro de los márgenes de lo electoral, sobre todo en Sudamérica, como medio de transformación.
Hay que experimentar nuevas formas de creación de poder, desde lo local o nacional hasta lo global. Algunos prefieren buscar esas transformaciones vía la institucionalidad; quizás esta transformación tiene mayores limitaciones que la radical, porque prevalece el ejercicio autoritario del poder.




(Tomado de Mujeres de fuego: http://mujeresdefuego.blogspot.com/)

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