jueves, 28 de enero de 2010

Obama y el estado de la Unión




Como es costumbre en Estados Unidos, esta noche el presidente Barack Obama presentó su mensaje sobre el estado de la Unión. Fue, como Obama nos tiene acostumbrados desde sus épocas como senador, un discurso muy bien estructurado y presentado de manera insuperable por un hombre que seguramente pasará a la historia como el mejor orador de su generación.
            Sin embargo, este discurso impecable, bien elaborado, generó mucho menos expectativas que el mensaje que presentó el mismo Obama hace un año. Según cifras de CNN, mientras que en 2009 un 68 por ciento de los estadunidenses se sintieron inspirados por lo dicho por Obama, un año después, en 2010, sólo 48 por ciento lo hicieron.
            Esta diferencia de 20 puntos porcentuales deja ver no sólo qué tan difícil es la tarea que Obama enfrenta, sino—sobre todo—deja ver el cambio que ha ocurrido en la opinión pública estadunidense en los últimos tres meses, que se expresó en la elección en Massachussets, pero que también se ha expresado a lo largo de toda esta noche. Y no, no es que la mayoría de los estadunidenses se hayan convertido de la noche a la mañana en republicanos, pues el recuerdo de los excesos del gobierno de George Bush están frescos en la memoria colectiva.
            Lo que ha ocurrido más bien, y que se observa tanto en encuestas como en los comentarios que aparecen en las redes sociales Facebook y Twitter, es un dramático desencantamiento de millones de estadunidenses que efectivamente pusieron toda sus expectativas en lo que Obama llamó, ya desde 2007, la “revolución de la esperanza.”
            A un año de su toma de posesión, Obama no ha perdido ni el encanto ni la habilidad para emocionar, lo que ha perdido—en cambio—es la atención de millones de estadunidenses quienes, ahogados en deuda, incapaces de enviar a sus hijos a las universidades, de pagar sus seguros médicos y, sobre todo, incapaces de encontrar empleo, se alejan de la política.
            No sería difícil que, si Obama no es capaz de ampliar, o por lo menos mantener los números de representantes y senadores que actualmente tiene en el Congreso, terminara por convertirse en un presidente decorativo a finales de este año.
            Creo que Obama se ha dado cuenta de ello. Es por ello que la semana pasada resucitó al equipo que, por medio del uso de las redes sociales, le permitió ganar la elección y les encargó de conducir las campañas que en estados como Nevada ocurrirán en noviembre de este año. Nevada es particularmente importante porque el actual senador Harry Reid, ha anunciado que se retira de la política, y ello obligará a los demócratas a encontrar un buen candidato y a garantizar que conservar ese y otros escaños que estarán en disputa en ambas cámaras.
            Es importante enfatizar que este clima, de desánimo y desesperanza que objetivamente existe en Estados Unidos, nos afecta directamente a los mexicanos. Recordemos que cerca del 80 por ciento de nuestras exportaciones se envían a Estados Unidos, así como el peso que tienen las remesas que envían nuestros compatriotas. Algunos de ellos, quienes viven con documentos del otro lado, enfrentan problemas que serán mucho más difíciles para quienes viven sin documentos y el efecto de todo ello, nos afectará a todos pues, a pesar de lo que se dice en la Ciudad de México, la recuperación mexicana inevitablemente depende de la recuperación en Estados Unidos.
            Por lo pronto, habrá que esperar a ver qué resulta de la inyección de ánimo que Obama trató de hacer en el Capitolio y ver si efectivamente hay la posibilidad y la inteligencia de los republicanos para construir, como se los propuso Obama, una agenda común que permita construir las mayorías legislativas necesarias para resolver los problemas que vive ese país.
           
40 negativo 47 positivo 13 neutros en Twitter

Sólo 48% se consideraron inspirados por lo que dijo Obama…

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